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Mostrando entradas de febrero, 2021
  De siete. El camino empolvado reconoce mis pies. Me trae de vuelta. Aplana mi frente y mis manos. Y deambulo por desiertos, aunque secos, más humano y, de suaves dedos arrugados.  Los mismos dedos que picaban  el ají para el guiso  y endulzaban el café del primer rayo de luz en las mañanas. Las mismas arrugas dónde surcaban  Los ríos de mi infancia Y los centavos del mandado.  Cada vez que esos ojos vidriosos me reflejan vuelvo a ser niño.  No importa que tenga veinte, treinta o treinta y siete.  Incluso si tengo setenta,  si me reflejo en esos ojos siempre tendré siete... Siete es una buena edad. Siete es una excelente edad. La edad que tuve la primera vez que me enamoré  y supe que ella me correspondía.  Antes de esa edad era sólo instinto. Luego fue verdad con sentido.  Esa era la edad que Tuve cuando gané mi primera canica,  o metra,  como se dice en mi pueblo.  Bailé mi primer trompo  y volé  en ...